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 BARROCO PERUANO - el legado del Cusco Barroco

La mayor parte de la música de la época virreynal que ha llegado hasta nuestros días fue compuesta aproximadamente entre los anos 1630 y 1760, perteneciendo a un periodo que se puede denominar el barroco musical peruano. El interés cultural de esta música y el valor artístico de muchos de sus exponentes ha sido reconocido mundialmente.

En el Perú existen dos archivos eclesiásticos hasta ahora identificados, que contienen música de la época virreinal: el Archivo Arzobispal de Lima y la biblioteca del Seminario San Antonio Abad de Cusco. Ambos albergan alrededor de siete centenares de piezas. En la biblioteca de Seminario San Antonio Abad del Cusco (fundado en 1598) se encuentra el mas importante repositorio de música virreinal de América del Sur, si se tiene en cuenta la extensión temporal que abarca, la calidad de la música y el hecho de que se mantenga en la institución en la cual se origino.

En 1953 el historiador peruano P. Rubén Vargas Ugarte S.J. dió a conocer el valioso archivo musical de la biblioteca del Seminario San Antonio Abad de Cusco. Posteriormente, publicaron catálogos de la música hallada en el repositorio, el musicólogo chileno Samuel Claro, en 1969, y el norteamericano Robert Stevenson, en 1970. La musicóloga argentina Carmen García Muñoz, efectuó una investigación en el seminario cusqueño durante los anos 80, tomando microfilmes y fichas que después de su fallecimiento se encuentran en el Instituto Carlos Vega de la Universidad Católica de Buenos Aires, en proceso de catalogación.

En 1974, la Universidad de Chile publicó una importante antología realizada por Samuel Claro, que incluía transcripciones de doce piezas de la biblioteca del Seminario San Antonio Abad de Cusco. Meses antes, ese mismo ano, la Asociación Artística y Cultural ‘Jueves’ de Lima, había publicado una antología con transcripciones realizadas entre 1971 y 1973 por Arndt Von Gavel; con la inclusión de nueve piezas de repositorio, dos de estas transcritas y publicadas también por Claro.

En 1986 apareció otra antología de música virreinal, realizada en esa oportunidad por el musicólogo argentino Waldemar Axel Roldan. Incluye una trascripción propia de una pieza de la biblioteca del Seminario San Antonio Abad de Cusco, que había sido anteriormente publicada por ‘Jueves’. Desafortunadamente, esta pieza titulada ‘A Señores los del Buen Gusto’, del cusqueño Ignacio Quispe, no fue hallada en el inventario tomado en setiembre del año 2000.

Son destacables también las transcripciones mas recientes de música barroca peruana realizadas por el musicólogo argentino Bernardo Illari – no publicadas pero si grabadas en disco – y las del peruano residente en México, Aurelio Tello publicadas en un libro editado por AFP Integra. En los últimos años se han realizado múltiples grabaciones en Europa, Estados Unidos y otros países americanos, de música del Virreinato del Perú, incluyendo la del Cusco, pero la difusión ha sido escasa.

Mas allá de las antologías y las transcripciones, destacan los artículos sobre la vida musical de Cusco barroco de Robert Stevenson y los mas recientes de Geofrey Baker; sin embargo, casi cincuenta años después del hallazgo de Vargas Ugarte, no existía un trabajo profundo sobre la música de la biblioteca de Seminario San Antonio Abad de Cusco. Los distintos catálogos de la música del Seminario San Antonio Abad de Cusco no habían tenido aplicación práctica en la biblioteca; por ello, al cabo de 26 años del último trabajo efectuado, se consideró imprescindible realizar una nueva catalogación.

Después de la fase de ordenamiento cumplida en setiembre del año 2000, se consideró que gracias al atinado celo de los rectores sucesivos de Seminario, gran parte de la música se había conservado. Desde el inventario tomado por el historiador Rubén Vargas Ugarte S.J. en 1953, a la fecha, no se encuentran pérdidas en número significativo.

Durante los años 2000 y 2001 se realizaron investigaciones históricas y musicológicas en la biblioteca del Seminario San Antonio Abad del Cusco, que estuvieron a cargo de Maestro José Quezada Macchiavello, con el apoyo del Licenciado Mauricio Véliz.

El catálogo de la música hallada en la biblioteca de antiguo seminario cusqueño tiene 404 títulos. Se hallan manuscritos con composiciones de algunos de los más importantes músicos barrocos de América del Sur, como Tomas de Torrejón y Velasco, Maestro de Capilla de la Catedral de Lima (12 composiciones completas). Hay piezas de interesantes compositores de España, no encontradas en algunos casos en los archivos españoles, como también de músicos locales cusqueños, entre estos Esteban Ponce de León, maestro de Capilla de la Catedral del Cusco a mediados de siglo XVIII. La mayor parte de las piezas halladas en el Seminario San Antonio Abad del Cusco son composiciones poli corales sacras con texto en latín, para dos, tres y hasta siete coros. Existen también numerosos villancicos (168 catalogados), varios también poli corales; asimismo algunas composiciones dramáticas e inclusive piezas instrumentales, hecho muy poco frecuente en el barroco sudamericano.

El catálogo que nosotros manejamos está aplicado en la clasificación interna de los manuscritos en la biblioteca del Seminario San Antonio Abad de Cusco, favoreciendo además su conservación. Durante las investigaciones en la biblioteca del Seminario San Antonio Abad de Cusco, Mauricio Véliz descubrió un folio con solos de La Púrpura de la Rosa, de Tomas de Torrejón y Velasco, primera ópera compuesta y estrenada en América.

El 2005 el Fondo Editorial de Congreso de la República publicó el libro “El Legado Musical del Cusco Barroco’ de José Quezada Macchiavello, fruto de las  investigaciones realizadas en la biblioteca del Seminario San Antonio Abad de Cusco.

La Púrpura de la Rosa

La Púrpura de la Rosa (Lima – 1701) es una ópera en un acto (denominada en la época de su estreno como ‘fiesta cantada’) de don Tomas de Torrejón y Velasco, Maestro de Capilla de la Catedral de Lima sobre texto de don Pedro Calderón de la Barca. Es la primera opera compuesta y estrenada en el continente americano con ocasión de décimo octavo cumpleaños del rey Felipe V (Phillipe d’Anjou)  y el primer año de su reinado.

El siglo XVII fue el Siglo de Oro del teatro español. Las zarzuelas y comedias gozaban de gran aceptación y eran representadas tanto en la península como en los dominios españoles de Italia y el Nuevo Mundo. Sin embargo, la opera fue de cultivo ocasional y poco frecuente.

Por eso, la presentación de la Púrpura de la Rosa, en el palacio de virrey, en Lima, con ocasión del décimo octavo cumpleaños del rey Felipe V (Phillipe d’Anjou) y el primer año de su reinado, fue un acontecimiento musical e histórico de carácter extraordinario. 


La primera opera compuesta y representada en América fue encargada por el virrey del Perú, don Melchor Portocarrero Lasso de la Vega, conde La Monclova. Este noble español se había desempeñado como virrey de México y en 1689 había sido trasladado al Perú, el mas importante de todos los reinos de ultramar, por lo que ‘gozo siempre de mucho poder y de los placeres de la opulencia de la Ciudad de los Reyes’.

El argumento de La Púrpura de la Rosa se basa en el mito Venus y Adonis, el repentino amor entre ellos y los celos por ello de Marte, que llevan a la muerte del bello mancebo, cuya sangre derramada tiñe de púrpura las rosas blancas. Siendo por su argumento una típica ópera mitológica, es más allá de ello una pieza histórica de indiscutible valor artístico y cultural; no es solo la primera opera americana sino la mas importante de barroco hispano. Son además indudables los méritos artísticos de la partitura de Torrejón y Velasco y el notable texto de Calderón de la Barca.

El manuscrito se conserva en la Biblioteca Nacional del Perú; asimismo un folio que contiene solos de la ópera fue hallado entre la música de la biblioteca del Seminario San Antonio Abad del Cusco.

Según la portada del manuscrito de La Púrpura de la Rosa conservado en la Biblioteca Nacional del Perú y correspondiente a la representación realizada en Lima el ano 1701, el compositor de la opera fue don Tomas de Torrejón y Velasco (1644 – 1728), músico español afincado en la Ciudad de los Reyes desde varias décadas antes de estreno de su ‘Fiesta Cantada’.

Se tienen datos que permiten aseverar que Torrejón y Velasco incluyo parte de la música de una primera versión de la opera que fue realizada décadas antes por Juan Hidalgo (Madrid, 1660), así como algunas tonadas de los compositores de la España de entonces; esta practica, común en la época, no pone en cuestión la autoría torrejiana, ya que por entonces la actividad de componer incluía citar, tomar y
reformar piezas de otros, sin que existiera por ello ningún reparo.

Tomas de Torrejón y Velasco nació probablemente en Villarrobledo, cerca de Albacete y fue bautizado allí el 23 de diciembre de 1644. Fue hijo de Maria Sánchez Salvador y Miguel de Torrejón y Velasco de la Cruz, ‘Montero de Lebreles’ de su majestad don Felipe IV y sucesor en este cargo de Francisco Torrejón y Velasco (abuelo del compositor).

El compositor paso su infancia en Fuencarral, cerca de Madrid. Al morir su padre, en junio de 1659, el hermano de joven Tomas, Francisco, fue designado para reemplazar a su progenitor como ‘Montero de Lebreles’, mientras que el futuro maestro de capilla comenzó a servir como paje de la casa del noveno conde Lemos, que jugo un papel destacado en la corte de Felipe IV, durante un periodo muy activo e innovador para el teatro musical español.

Como era costumbre, cuando los condes de Lemos y de Andrade asistían a las representaciones musicales en palacio, contaban con tres asientos en el salón dorado de Alcázar, que les permitían ir acompañados por el hijo mayor y un paje. Fue así como el paje Tomás de Torrejón y Velasco habría escuchado y visto las operas de Juan Hidalgo, entre estas La Púrpura de la Rosa.

En 1667, a la edad de 22 años, Torrejón y Velasco viajó al Perú con su esposa Manuela Bermúdez, en la larga comitiva del décimo conde de Lemos, como gentil hombre de cámara, cuando su señor fue nombrado virrey del Perú. Viajó con otro músico importante, Lucas Ruiz de Ribayaz que regreso poco después a España.

Torrejón y Velasco permaneció en el Perú más allá del virreinato de conde de Lemos, llegando a servir en varios cargos administrativos de importancia, entre estos el de Corregidor de Chachapoyas y el de Maestro de Capilla de la Catedral de Lima, a pesar de no ser clérigo. 

Viudo, Tomás de Torrejón y Velasco contrajo matrimonio en segundas nupcias con doña Juana Fernández de Mendía, criolla natural del Callao y madre de cinco de sus seis hijos nacidos en el Perú.

 

Tomás de Torrejón y Velasco murió anciano en Lima.

A través de sus discípulos, que probablemente fueron algunos de los que lo sucedieron en Lima, como de otros que lo intentaron emular en diversas ciudades del Virreinato del Perú y en otros lugares del continente americano, se produjo una amplia divulgación de sus villancicos y piezas sacras en latín, convirtiéndose Torrejón y Velasco en el compositor mas influyente de su tiempo en el Nuevo Mundo.

La Púrpura de la Rosa es la única composición de música profana que se le atribuye al insigne Maestro de Capilla de la Catedral de la Ciudad de los Reyes.

La Púrpura de la Rosa ha sido repuesta en varios países, entre estos: España, Suiza, México, Chile, Bolivia, Finlandia y recientemente Estados Unidos. En Lima, la 
ciudad de los Reyes no se ha interpretado desde el siglo XVIII.

En sesión de pleno del Congreso de la República, el 25 de octubre del 2001, se declaro de interés cultural la celebración del tercer centenario de La Púrpura de la Rosa, aprobándose por unanimidad una moción presentada por la congresista Elvira de la Puente Haya.

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